Entrevista con Al Mesalla. Ismaeel Dawood


Entrevista con Ismaeel Dawood. Coordinador de Al Mesalla.

“los iraquíes no podemos permitir que las milicias y el ejército ocupante se hagan amos de la situación”

Ismaeel Dawood vive en Amman desde que hace dos años se vio obligado a abandonar Bagdad. Su activismo le puso en el punto de mira de las milicias. Nota por debajo de la puerta y maletas. Su esposa e hijos no tienen porqué pagar por su activismo, como él siempre reconoce. Es un tema en el cual no le gusta profundizar. Al igual que su papel en la liberación de las dos cooperantes italianas secuestradas en Bagdad. Tez morena. Pelo siempre cuidadosamente recortado y poblado de unas canas que no se corresponden con su edad. Modos suaves, casi adolescentes, tildados de cortesía y tradición. Ismaeel es Coordinador desde Amman de la ONG con sede en Bagdad, Al Mesalla: Un grupo de iraquíes que trata desde hace al menos dos años de organizar actividades en torno a la noviolencia en el interior de Irak a través de su Centro de Servicios para ONG´s iraquíes en la ciudad de Erbil.



Ismaeel, ¿qué sentido tiene el Centro Al Mesalla?

Al Mesalla fue fundada en Bagdad como Centro de actividades en 2004, pocos meses después de la invasión y la caída del régimen de Saddam Hussein. Su objetivo ha sido desde el primer día convertirse en un instrumento para dotar de recursos a las ong´s y a los diversos actores de la sociedad civil iraquí. Creíamos, a la hora de comenzar, que el futuro de Irak pasaba por generar un amplio margen de actuación para la sociedad civil: sindicatos, ong´s, individuos. Pero también éramos conscientes de que todos estos actores y activistas sociales iraquíes necesitan un catalizador para impulsar y dotar de contenido a sus capacidades, intereses y diversos ámbitos de especialización. Era y es cada día más necesario desarrollar estrategias comunes de la sociedad civil. Si la sociedad civil es débil, si no está preparada para jugar un papel en la consolidación del sistema político, no puedo imaginarme como construir un futuro democrático para Irak. Ese es nuestro objetivo como Al Mesalla: ser un instrumento que desarrolle la capacidad de los iraquíes para influir en la democratización del país como activistas de la sociedad civil.

¿Por qué Al Mesalla?

Al Mesalla es parte de la historia antigua de Irak. La primera codificación legal de la historia, el Código de Hammurabi era iraquí y estamos orgullosos de eso. Aquellas leyes se grabaron sobre una piedra cuyo nombre en árabe es Al Mesalla. Representa el momento en que los seres humanos comenzaron a pensar en un sistema de justicia, definiendo sus límites y haciéndolos públicos al mundo. En todo caso, elegimos Mesalla y no Hammurabi porque obviamente Hammurabi no era un líder democrático. Ese concepto no existía en la época, lo cual no significa que no constituya un hito para la historia de la humanidad que tratamos de recoger con nuestro trabajo.

Mientras gran parte de las ong´s iraquíes se han visto obligadas a cesar en su actividad debido al nivel de violencia ¿Cómo evaluais desde Mesalla continuar con vuestras actividades en el interior del país?
Uno siempre se pregunta si merece la pena desarrollar actividades en Irak, todo el mundo conoce la situación. ¿Podemos plantearnos conseguir algún resultado tangible?, ¿Merece la pena el nivel de riesgo personal que asumen los activistas que trabajan sobre el terreno?. Creemos que sí. No podemos abandonar. Afrontamos retos importantes pero estamos acostumbrados, no es la primera vez. Nuestra historia viene marcada por una determinación firme: no aceptar ocupaciones extranjeras ni dictaduras. Los iraquíes siempre hemos luchado contra la realidad que trataba de imponérsenos tanto desde el exterior como desde nuestros propios gobernantes. La defensa de nuestros derechos es una constante histórica y no deja de existir por que occidente no esté informado. Es cierto que ahora sufrimos un terrorismo interno que también tiene a los civiles como objetivo. Pero se trata de actos minoritarios que no representan la voluntad del pueblo iraquí. Son muchos más los actos de cooperación y solidaridad entre la población y de los que nadie habla que los actos de violencia, de los cuales recibimos una auténtica saturación de imágenes. Muchos iraquíes trabajamos tratando de crear un futuro diferente para nuestro país. Renunciar, abandonar, entregarnos, tirar la toalla, no es algo que mi mente admita. Los iraquíes no abandonan nunca.

¿Qué pretendéis conseguir a través de la iniciativa de la Semana iraquí de la Noviolencia?

El objetivo fundamental es demostrar que los activistas todavía pueden hacer algo juntos como iraquíes a lo largo de todo el país independientemente de si son sunitas o chiítas, kurdos o árabes. ¿Cómo lo hemos hecho hasta ahora? Organizando seminarios integradores entre representantes de los diversos sectores de la sociedad y poniéndonos, posteriormente, de acuerdo en la formulación de una actividad común sobre el terreno que sea consecutiva a cada uno de los seminarios. Consensuar contenidos, metodologías y el mensaje que pretendemos trasladar a la sociedad es de vital importancia. En nuestra evaluación y análisis de la situación que se vive en Irak, tenemos que trabajar para la construcción de la paz entre las diversas comunidades iraquíes: paz y reconciliación ante el conflicto interno. La creación de la red LAONF (la Red de la Noviolencia, fundada en 2006 y catalizadora de las Semanas Iraquíes de la Noviolencia) es el instrumento que tratamos de potenciar para conseguir este objetivo.

Se trata de un proceso aún incipiente ¿cómo podrías describir sus primeros pasos?

Ha sido un proceso largo. Ha pasado un año desde que realizamos la primera Semana de la Noviolencia e inmediatamente después comenzamos a extender invitaciones a todas las organizaciones contactadas para participar en la preparación en Erbil de la siguiente Semana iraquí de la Noviolencia. Aún recuerdo la primera reunión en el Centro de actividades de Erbil. Fue emocionante ver interactuar a los participantes, había una gran desconfianza inicial entre ellos. Se miraban los unos a los otros tratando de clasificarse, “este es sunni”, “este es chii” ,”este es kurdo” , “este pertenece a esta corriente o a esta otra”. Las diferencias y recelos eran evidentes e intensas al principio pero ahora todos piensan en la misma dirección y comparten los mismos objetivos. No digo esto porque las comunidades estén realmente divididas en Irak, lo digo porque algunos de los miembros de LAONF pertenecen a partidos políticos que incluso están implicados en el conflicto y otros pertenecen a ong´s con una lectura determinada de la realidad iraquí. No son personas individuales extraídas de las comunidades al azar, sin un rol en la sociedad civil. Tienen su rol desde el principio, y lo juegan. Por eso digo que hay diferencias entre ellos al comenzar. Pero ahora presionan para aumentar las actividades conjuntas sobre el terreno, tratan de aumentar la participación en el grupo de LAONF, compartir lecturas y análisis sobre el conflicto y eso es muy importante porque podemos asegurar que ya hablamos el mismo idioma, aunque algunos nos expresemos en árabe y nuestros colegas kurdos lo hagan en su idioma. Hablamos el mismo idioma en términos de alternativas y soluciones para el conflicto en Irak: paz y reconciliación entre comunidades sin la ocupación extranjera como actor político y militar que interviene sobre nuestras vidas.

¿La red LAONF puede sobrevivir y aún crecer pese al violento conflicto interno?

Queremos crecer a partir del convencimiento de que la noviolencia es un instrumento efectivo para generar una sociedad más justa y es posible provocar transformaciones en las sociedades sobre las que se interviene con esta metodología. LAONF debe crecer y atraer a cada vez más miembros, ya sea a título individual o como organización y lo está haciendo. La violencia es, quizás, cada día más intensa, pero el convencimiento de que ése no es el camino para solucionar la situación está cada día más instalado entre la población. Estamos convencidos de que esta Red solo puede crecer a través de actividades sobre el terreno. Que nos vean y nos conozcan en cada pueblo y en cada ciudad de Irak. Esa es la clave. No sirve sólo con organizar reuniones y formaciones en el exilio jordano o incluso en el Kurdistan, dentro de Irak. Tenemos que desarrollar campañas sobre el terreno, en Bagdad, e Basora, en Najaf, en Kut, en Tikrit, en Diwaniya y no permitir que las milicias y el ejército ocupante se hagan dueños de la situación. Con la primera Semana de la Noviolencia en 2006 nos dimos a conocer como red y aquella fue una ocasión muy importante para recabar apoyo de organizaciones relevantes e individuos representativos de todos los sectores. En esta segunda edición contamos con mayor participación y extensión geográfica. Tenemos la expectativa de que mas de 100 personas se sumen y tenemos que ser siempre conscientes de que estas actividades se desarrollan en una situación de recursos mínimos pero con una energía inmensa por parte de todos los activistas. Dando ejemplo y persistiendo en no abandonar nuestras actividades sobre el terreno sea cual sea la situación es el único modo que conocemos para crecer como Red.

¿Tenéis una agenda política ante el conflicto interno y la ocupación extranjera?

En mi opinión el proceso político ha llegado a un punto muerto y sin solución. Lo primero y más urgente es fijar una agenda clara de retirada de la ocupación extranjera. Algunos dicen, sobre todo en el exterior, que no es realista pensar en Irak sin una ocupación militar extranjera que mantenga la seguridad pero no es una visión realista. Hemos visto cómo desde el primer día de la invasión, la seguridad de los iraquíes no se encontraba entre sus objetivos. Aún recuerdo cómo permitieron y fomentaron el saqueo de Bagdad en 2003. Ellos son la principal fuente de inseguridad en el país. Para la inmensa mayoría de los iraquíes lo primordial es ver su país libre de ocupantes. Tratamos de generar un proceso político en el que sólo deben participar los iraquíes. El papel de la comunidad internacional debería limitarse a presionar y trabajar desde las Naciones Unidas hasta conseguir una nueva resolución del Consejo de Seguridad que fije el calendario de la retirada. Esta es la condición inicial desde el punto de vista de los iraquíes y nuestros principales actores políticos deberían comenzar a evitar las discusiones sobre los detalles que nos separan, sobre la legislación en la que no pueden ponerse de acuerdo. No es el momento de centrarse en esto, no tiene sentido, por ejemplo, discutir en la actualidad el futuro de Kirkuk mientras se mantiene el nivel de sufrimiento de sus habitantes. Este debate podría posponerse a un momento posterior si no se quiere provocar una nueva guerra civil en esa región. Lo mismo pasa con la nueva Ley del Petróleo. No es el momento de abordarla porque sólo aumenta la división sectaria y comunitaria entre quienes la negocian. Es necesario ponerse de acuerdo en la celebración de unas alecciones anticipadas y en que asuman sus responsabilidades por lo hecho hasta ahora quienes han gobernado el país desde la invasión, dándoles a los iraquíes la posibilidad de tomar decisiones propias sin la ocupación como actor participante. Hay que crear un proceso de transición tras la retirada de la ocupación, convocar nuevas elecciones y que estas estén abiertas a todos los sectores de la sociedad iraquí. Sin dar estos pasos seria muy difícil encontrar una solución a la situación en Irak. Cada día que pase sin avanzar en esta dirección, elecciones anticipadas y fin de la ocupación, los problemas continuaran aumentando. Uno no puede siquiera imaginar que soluciones como aumentar el número de tropas, o construir muros de separación y falsa división sectaria entre los habitantes de Bagdad sirvan par solucionar nada, como estamos viendo. Esa es la dirección equivocada. Los principales actores políticos iraquíes están tomando las decisiones equivocadas con la colaboración de los ocupantes.

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